viernes, 17 de octubre de 2014

LA TELA NEGRA



Desde la Dimensión Paralela // Unreal Serie´s:

LA TELA NEGRA

un relato de
MAX POWERS


Llego a la Casa de la Juventud y Juan Ramón sale a mi encuentro con un “que la reunión no es aquí, que es en el Centro Cívico Fuensanta”.
—Ah, bien. ¿Por dónde cae eso?
—Pues el Club Santuario de toda la vida —explica Antonia, su novia.
—Ah, bien.
—¿Traes coche? —pregunta Juan Ramón.
—Siempre, no te dije que lo del medio ambiente es un rollo.
—¿Te podrías acercar a estos mendrugos? —me señala a tres pintas, uno de ellos el anteriormente conocido como Niño Coña, apodado así porque al parecer las moscas cojoneras son simpáticas a su lado.
—¿A los mierdas estos? —digo—. Claro que sí. Seguidme, chusma.
—Es que yo tengo que ir a soltar la moto y... —me explica Juan Ramón, pero no le escucho, nunca he tenido interés en escuchar excusas de débiles mentales que se dejan impresionar por temas de frikismo repulsivo. Ya me dirijo mentalmente a donde he aparcado el coche, mis pies intentando dirigirse físicamente.
—Sí, sí... —respondo mecánicamente a las explicaciones de Juan Ramón; al que le tengo asignado el mote de Guarramon.
—¡Pero cómo que sí! No has escuchado nada de lo que he dicho—me empuja el susodicho vilmente en el hombro.
—Nunca escucho estupideces —respondo.
—Qué cara tienes, cabrón.
—Señalas obviedades.
Así que salgo, paso firme, ar, de la Casa de La Juventud seguido por mis legiones patéticas, Niño Coña y los otros dos mendas, hacia mi blanquicolorido coche.
—¿Tú eres el Niño Coña, no? —le pregunto al Niño Coña.
—Bueno, bueno. Ya he madurado bla bla bla —me lanza una diatriba que pocas ganas tengo de escuchar— bla bla así que ahora soy el Tío Coña y según crezca como persona bla bla pues seré el Señor Coña etcétera bla bla...
Más bien debieras ser el carapolla del Coña, pienso, pero lo que digo es: —Pues para eso llámate simplemente el Ña y acabamos antes. Así me ahorras tiempo, tío mierda.
—No, no, el Ña no: El Tío Coña —dice sin escucharme.
—También podríamos llamarte el Coño; por aquello de que todas las pollas acaban en tu boca.
Tío Coña, ti-o-co-ña.
—Qué tonto eres.
—Hasta luego —dice uno de los pintas que no es el Ña—. Yo me voy al Eroski.
—Pues vete, maricón —le digo, y se va—. ¿Y tú quién eres? —le pregunto al tercer pinta.
—Este es el Fuentes —dice el Ña.
 —Y porque me lo tienes que decir tú, ¿qué pasa?, que él no tiene boca.
—Sí tengo boca —dice el Fuentes.
—Eh, eh, eh —le interpelo—. Conmigo no te pongas chulo, que te la ganas.
—A ver si tienes huevos —dice la guarraputa.
—Haya paz, haya paz —alza los brazos el Ña y se interpone entre la máquina de matar y la guarraputa.
—Pues ahora vas a ir en el maletero —le esputo al Fuentes.
—Me da igual, estoy acostumbrado —explica—. De pequeño mi padre siempre me hacía …—y demás bla bla bla de imbécil que dejo de escuchar.
—Claro, claro —opino.
Así que como ya hemos llegado a donde tengo aparcado el coche, el Fuentes se mete en el maletero, replegándose sobre sí mismo y tomando aspecto de balón de playa, mientras el Ña y yo nos sentamos delante, e incluso, en mi caso, me pongo en el puesto de conductor porque alguien tiene que conducir, o al menos, arrancar el coche y hacer que ande y giren las ruedas y brillen las luces y parpadeen los intermitentes, oh, ah, maravillosa sensación la de la conducción, al menos hasta que te topas con un camionero borracho de frente y o te mata o te deja paralítico; que no sé yo que es mejor porque si eres católico apostólico lo mejor sería que te matase y dejas de existir feliz pensando que vas al cielo, pero si eres ateo mejor existir como un paralítico de mierda que no-existir, porque depende del tipo de la parálisis hay algunas en las que todavía te puede funcionar la polla y según dicen hay algunas tipas que les mola eso de que no te puedas mover a tus anchas mientras metesacas, por aquello de dominarte y tal, y más parece que te violan en vez de hacer el amor contigo; pero a lo que iba, que tampoco es cosa de quedarse paralítico total para que el hijoputa del vecino entre en tu casa de madrugada y te meta la polla en la boca. En esto que me he enrollado y yo lo que quería decir es que hago una maniobra taco rara y que una furgoneta casi me come al dar la vuelta desde el aparcamiento y un carapolla casi se la pega con un contenedor de la basura, pero de escoria está el mundo lleno y para pajas mentales las del político de turno que lo mismo vale para estrellar un petrolero que para traer el ébola a España, y para cara como espalda, presidentes de bancos y consejeros de eléctricas.
—Ten cuidao con la furgoneta —dice el Ña.
—Ya la he visto, Ña.
—Coña, Tío Coña.
—Tu puta madre.
Así que conduzco raudo y con una técnica mejor que la del Fernando Alonso rumbo al antiguo club Santuario, ahora un centro cívico. Aparco de culo, pues siempre hay que estar preparado para la huída, que no sabe uno la que nos puede estar esperando ahí dentro. Les digo a los dos pintas que bajen y bajan, huyendo de la música de Queen que suena en mi radio cedé duvedé. Qué panda de imbéciles, huir de Queen, cuando de chicos no huían del nabo de su tío. Tal vez les guste más alguna mierda de Enrique Iglesias con Pitbull y su puta madre.
Entramos en el recinto y ahí está Inma, la del boli, junto a una panda de pintas voy de guay, qué asco me dan, seguro que son las malas perras de Teatro. Si los chiripitiflaúticos vestían mejor; de guarraputas está el mundo lleno. Algún día gente como Ford Fairlane y yo estaremos en el poder y todo cambiará…, o no, porque en el camino nos corromperíamos, así que prefiero no alcanzar nunca el poder. Conservaré mi alma pura.
Sin embargo, puede que alguna de estas putas que tengo enfrente sí que alcance la fama como actriz o actor a las ordenes de algún soplapollas de director que creerá haber inventado algo nuevo, y que los temas tratados en sus películas nunca habían sido tratados antes. Como los jóvenes que piensan que sus ideas son únicas y originales hasta que les da por leer libros y enterarse de lo que otros han hecho, o cuando empieza la temporada de follar y te crees que eso de cogerla de las coletas o pegarle pollazos en la frente es idea original tuya, cuando en realidad tu subconsciente ya sabe que todas estas cosas salen de combinaciones de películas porno.
Pues eso, que hay están Inma e Inma, y la diva morenita está pero que muy bien y quizá si no me odiara seriamos amigos, y después de amigos igual, quién sabe, podría cogerla de las coletas, e incluso pegarle pollazos en la frente. El asunto es que la muchacha me odia y está muy cabreada conmigo pese a mis pensamientos profundos, que reconozco no originales y derivados de los de Marx, Nietzsche y cuatro capullos muertos más, reunidos y mezclados en confusa amalgama; pese a estos inquietantes e intelectuales pensamientos, decía, ella bien piensa que soy un cabrón de cuidado y todo ello debido a mi pose prepotente de juez de la humanidad y hablar por boca de otros y escribir como me sale de los intestinos. Sí, éste es mi pequeño defecto, me meto e insulto a todo dios viviente sobre la faz de la Tierra, incluso a aquellos que considero amigos, incluso a aquellos a quienes amo, aquellos que pertenecen a mi círculo más íntimo. Los insulto y los desprecio como personas, y los pongo verdes, y digo que son unos mamones porque lo son y que se vayan a chuparla porque eso es lo que deberían estar haciendo. Todos me la chupan. Si me da la impresión de que alguien va de diva, pues creo que es una obligación moral ponerla a parir y que si no lo hago me explotarán los huevos o me pasará algo malo por no dejar fluir el río kármico del Universo a través de mis palabras. Mis escritos hablan y cuentan sobre la carnaza, pues carnaza es lo que queréis, perras. Y si alguien tiene alguna queja, le remito a chupar mi rosado nabo.
En eso estaba, que al aparecer Inma, con unos pantalones ajustados, con extraños dibujos negrimarrones, dignos de estudio y olisqueo por el mismísimo Negri o, inclusive, por el Dios Emperador de Ab Ovo; al aparecer Inma, decía, me da un subidón de testosterona y casi se me escapa la polla y medio huevo, pero la tela de los vaqueros aguanta el repentino impacto. Fijaos cuán fija estaba mi atención sobre las curvas marcadas en su trasero por aquellos pantalones negrimarrones que cuando deje de fijarme fue porque ya se había escabullido por un pasillo y simplemente ya no estaba en el sitio donde mi vista aún recaía.
—¡Pero tú has visto que culo! —le murmuré en grito al Ña, mientras nos internábamos por el pasillo.
—¿El de quién?
—Puto imbécil.
Fuimos a parar a un gran salón siguiendo ese culito. A los diez minutos de observar la esbelta parte baja de Inma, me dio por subir la mirada, y menuda blusita gastaba la tía para encontrarnos a mitades de Noviembre, pero si es que cuando una nace diosa sigue siendo diosa para toda la vida, y claro, por mucho que te mezcles con mortales la divinidad no se te va a quitar, por muy puta que seas. En parte su pose de diva era perdonable, pues en verdad os digo hermanos que era divina. ¿Y cuando abría la boca? ¿Qué me decís de cuando entonaba palabras cantarinas? Como llegaba a embelesar..., la diosaputa del cielo y los infiernos.
No era de extrañar que todo aquél que la conociera quedaba embobado en un primer instante, impresionado en éxtasis,  embelesado como si de una aparición de la Virgen se tratase; pero esperando que no fuera la virgen, claro está, sino alguna otra especie de diosa, por ejemplo, Afrodita, que era la diosa del amor y por lo que se deduce lo suyo sería follar y dar placer como una experta y experimentada puta.
Ah, dulce y hermosa, dama Inmaculada, quien pudiera buena culada procuraros, oh, dulce culo, dulce como la miel, que es el tópico aquí que bien puede venir, y hermosa como una gacela dando un salto... antes que el león devore. Ah, sí, pues a fin de cuentas el objetivo del romántico es el del viejo Uno-dos-uno-dos, un poco de buen mete-y-saca, mi dama. Eso es lo que Calisto le dio a Melibea y eso es lo que los mortales sueñan con daros a vos, oh, poderosa Afrodita.
Y esas gafas, en plan Umbral, plan gafotas militares aplanadas. Esas gafas, ¿por qué no decirlo? Resultan sexy, ya que quien las lleva es sexy, sexy, sexy, cómo dice la puta esa en la canción. ¿Quién sabe? Quizá a la próxima reunión venga yo con unas gafas de esas, incluso, puede que con pipa, aunque odie fumar.
—¿Y se puede saber qué coño esperamos? —le espeto al guarraputa del Fuentes.
—Una sala, ¿no? —responde no muy seguro éste.
Inma, la del boli, no la diva, se impacienta. Entonces viene un tipo con cara agria, como que alguien le hubiera estado metiendo el dedo en el culo, o más bien, la mano, un fisting de esos. El Fisting Boy quiere mandar mucho pero sólo trabaja de portero de mierda y va y dice:
—¿Cuántas sillas hay? —señalando a unas sillas que hay en el salón en el que estamos.
—¿Y a mí que me cuentas, Fisting? —le digo.
—Oiga, usted... —comienza a decir, pero entonces voy y le doy una ostia de dorso, y las dos Inmas se ríen porque el maricón ni reacciona.
—Ahora nos darás una sala —le dice Inma, la diva, y por un momento admiro su personalidad, además de su cuerpo divino..., divino en verdad. ¿Podrá haber una inteligencia oculta entre la pedantería y las poses divas? Puede que incluso exista el amor... para una bestia como yo.
Inma, la del boli, aplaude y hace cabriolas; incluso se atreve con un triple salto mortal, pero sin pértiga. Lo intenta y... se parte el cuello y se le sale la cabeza de su sitio natural. En realidad no pasa nada de eso, pero como paso de ella y a partir de ya mi mente la va ignorar pues como si hubiera pasado. Siempre me dio un poco de grima hablar con Inma, la del boli, pese a conocerla de hace poco o nada de tiempo.
—A veces, sólo a veces, tienes tus momentos— dice o me imagino que dice Inma, ya solo existe una.
Después se aleja de mí sin besarme ni nada, la muy zorra. ¿Para qué me dices eso si luego no me besas? ¿Para ponerme cachondo y luego tener que irme por ahí a buscarme una buena zorra que me deje petarle el caqueiro para desahogarme?
Fisting Boy nos busca una sala muy apañada. y el Fuentes se lo agradece metiéndole el puño en el culo de golpe, lo cual resulta asqueroso hasta para mí, pues el pavo casi se corre del gusto. Le pido al Fuentes que vaya al lavabo y se lave las manos, que huele a mierda.
—Es que ES mierda —responde él.
—Ya, si por eso lo digo. Anda, ve y lávate, zorra.
—Vale, mamón. Aprovecharé para echarme una pajilla a la salud de Inma.
—Gracias —responde Inma.
—Eres una diosa —le digo a la diva, pero no me responde, debe volver a estar cabreada conmigo por alguna tontería. Como si ella no se tocase el clítoris.
Nos sentamos y movemos las mesas para ponerlas juntas, bueno, más bien mueven porque yo paso de arrimar mi mesa a las de las demás; podría tomarse como una muestra de inconformismo e independencia, pero es por simple vagancia. El Fuentes vuelve del baño y se sienta en las mesas del fondo, junto a mí. Trátalos como a basura y te adoraran, hay con quién funciona.
Por la puerta entran otros dos voy de guay, una chavala y un tipo. Ella es rubia y vistes prendas muy coloridas, como si fuera una hippy escapada de los sesenta. Demasiado Austin Powers te puede volver así. Así a primera vista, no le veo pinta de guarra. Alguna presencia extraña parece estar tomando apuntes con un boli, puede que sea la esencia de Inma la del boli que no quiere rendirse a la no existencia. Inma Divina está diciendo cosas pero no las oigo porque estoy pensando en si tendrá el culo hecho a que se lo peten.
—¿Ustedes sois los del otro teatro, no? —pregunta algún gilipolla. Resulta que hay dos grupos de teatro, y uno de ellos es el de Inma diva, así que el de la rubia debe ser el otro, obviamente. Puede que haya pelea de putas.
—Así que claro es, como que o sea —dice la rubia hippidinosa.
—¿Qué dice la penca esta? —pregunto.
—¿Qué os va a hacer falta para el sábado?
—Tela negra —pide la rubia.
...
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